¡¡¡A ESTO VINIMOS !!!


Hace un tiempo remodelamos la cocina de mis padres y cada vez que llamábamos al carpintero lo saludábamos y le preguntábamos cómo estaba, respondía: “Trabajando, a eso nos mandaron”, nos parecía curioso y gracioso a la vez. El trabajo por lo general tiene dos grandes connotaciones: es una gran carga o una máquina de hacer dinero, la última es una motivación vana e insuficiente para perseverar. El trabajo, al igual que todo lo que instituyó Dios está distorsionado al entendimiento humano, por lo tanto, quiero mostrarles otra perspectiva y contarles que es algo absolutamente sagrado que nació en el corazón de Dios.

Thomas Merton escribió: “La intención de Dios para todas las vocaciones es que Su amor sea manifestado en el mundo. El trabajo está desde la creación plasmada en el libro de Génesis; Dios, Elohim, trabajó creando el universo y luego Adán asignando nombres a la creación. Tom Nelson en su libro “Trabajo y redención”, hace las siguientes anotaciones en cuanto al trabajo:

(…)

·         Fuimos creados para trabajar, cuando alguien se niega a trabajar está violando el diseño original de Dios para la humanidad.

·         Cuando trabajamos debemos mostrarle al mundo la excelencia, la creatividad y la gloria de Dios.

·         Nuestro trabajo, cualquiera que sea, se nos pague o no, es nuestra contribución especifica como humanos a la creación continúa de Dios y al bien común.

·         Dedicamos gran parte de nuestro tiempo aquí en la tierra a nuestros trabajos, y seriamos sabios si tomamos en serio esta encomienda.

·         Trabajamos para la gloria de Dios y para promover el bien común.

·         Dios diseño nuestro trabajo para que fuera un acto de adoración

·         El trabajo no se trata de un intercambio económico, sino de que nuestra contribución como seres humanos honre a Dios.

·         “Cuando vemos un trabajo como un llamado estamos diciendo que vinimos para trabajar, que nuestro trabajo define gran parte de lo que somos como personas” Gilbert Meilaender.

·         A la luz del libro de Génesis la vocación es algo a lo que Dios nos llama.

·         Fuimos creados para ser mayordomos, para cultivar la creación y cuidarla; somos comisionados por Dios para nutrir, conservar y proteger su creación.

(…)

Pensemos en Daniel, paso grandes pruebas y aflicciones trabajando para el gobierno de Babilonia, pero no se dejó contaminar y glorifico el nombre de Dios en todo. Si recordamos, Daniel fue llevado cautivo a Babilonia, no eligió el lugar ni las funciones que despeñaría, aunque previamente había tenido una importante preparación. Muchos de nosotros desempeñamos trabajos que no elegimos o que no son de nuestro total agrado, lo cierto es que Dios nos lleva a cada lugar con dos fines del reino: El primero es formarnos en la incomodidad para hacer nuestro carácter cómo el de Cristo, y el segundo es glorificar su nombre, es posible que esos dos fines traigan sufrimiento pero nos seguirán preparando para la conquista, como lo enseña la historia de José, porque estamos de acuerdo que ser vendido por sus hermanos, luego llevado a Egipto a servir a Potifar, eunuco del faraón, capitán de la guardia, luego llevado a la cárcel injustamente trabajar, y afrontar las pruebas y desafíos que enfrento a lo largo de su historia. Todas estas situaciones fueron las que formaron a José para ser el Gobernador de Egipto y ejecutar su labor de manera victoriosa.

Si Daniel en lugar de haberse enfocado en Jesucristo lo hubiera hecho en su corta edad, miedos, restricciones alimenticias e incomodidades, teniendo en cuenta que era un joven de linaje real o familia noble, y finalmente huye, se pierde de mucho: salir invicto de un foso de los leones hambrientos, ver a sus amigos ser librados de un horno de fuego ardiente, depender permanentemente del Señor, lidiar con enemigos y ser promovido en lo natural y en lo espiritual. Sé que ese empleo puede estar difícil ahora mismo, ¿pero…te lo perderías? De nuestras peores batallas proceden nuestras más grandes victorias en Cristo Jesús. Las Sagradas Escrituras nos enseñan e inspiran en cuanto a Daniel, que fue obediente, perseverante, confió en el Señor y al igual que José fue promovido, dicen las Escrituras: “Jehová estaba con José, y lo que él hacía, Jehová lo prosperaba” (Génesis 39:23b). Tanto Daniel como José eran muy jóvenes y de familias adineradas, llevados a otros lugares por encima de su voluntad a trabajar, enfrentando múltiples desafíos y vencieron, si ellos pudieron nosotros también podemos porque tenemos a Cristo.

El trabajo no es un lugar para contaminarnos, a pesar de que somos altamente probados y tentados en todas las áreas, no podemos ceder, los trabajos son exámenes donde nuestro Señor prueba la obediencia, porque son banquetes servidos para pecar o para brillar. Piensa que Dios te llevo a ese lugar con un propósito en medio de mucha oscuridad, a que no te contaminaras y a glorificar su nombre. Medita en cómo Dios quiere que seas luz en tu trabajo, como debes evitar contaminarte, busca glorificar su nombre y reflexiona como contribuyes a la extensión del reino en ese lugar que no es la iglesia y estas de tiempo completo.

Otro de los desafíos que enfrentamos en el trabajo es la obediencia a estos dos mandamientos: amar a Dios sobre todas las cosas y amar a los demás como a nosotros mismos, el primer mandamiento porque el trabajo juntamente con el amor al dinero se puede convertir en ídolo quitándole el primer lugar a Dios. En lo referente al segundo mandamiento: porque en nuestros trabajos encontramos personas difíciles de amar y como creyentes, participes de las aflicciones de Cristo (1 Pedro 4:13), somos más propensos a ser repudiados como lo indica el salmo 112: 10a “el impío ve al justo y se irrita”… Nuestra esperanza es que un buen entorno laboral no depende solo de nosotros, es la obra suprema de Cristo que nos lleva a enfrentar y superar los desafíos de nuestros trabajos, sin Él no pudiéramos lograrlo, finalmente somos sarmientos dependientes de la vid verdadera que es Cristo.

Entonces, la más profunda inspiración es que nuestro trabajo no debe ser para los hombres, debe ser para el Señor, como indica la Palabra de Dios (Colosenses 3:23) y por eso debemos hacerlo de corazón y con excelencia, fuimos creados a su imagen y semejanza para imitar su gloria y excelencia como lo dice Tom Nelson. Es decir, a pesar de nuestros jefes, superiores, compañeros, condiciones, circunstancias, remuneraciones y deseos, debemos hacer nuestro trabajo excelente porque es para nuestro buen Dios, por lo cual los invito de ahora en adelante a TRABAJAR DE CORAZÓN PARA EL SEÑOR Y NO PARA LOS HOMBRES. 

Concordancias:

Génesis 2:15. RVR1960

Tomó, pues, Jehová Dios

 al hombre, y lo puso en el huerto de

Edén, para que lo labrara y lo guardase.


Colosenses 3:23. RVR1960

Y todo lo que hagáis,

hacedlo de corazón, como para el

Señor y no para los hombres


S. Mateo 22:36-37, 39 RVR1960

Maestro, ¿cuál es el gran mandamiento en la ley? Jesús le dijo: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente. Y el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo.


Historia de José

Génesis capítulos 37 al 50.


Daniel

Libro del Antiguo Testamento, profeta mayor


Libro recomendado:

Trabajo y redención, Conectando tu adoración del domingo con tu trabajo del lunes, Tom Nelson


Oración:

Padre bueno, te pido que Tú amor sea manifestado al mundo a través de mi vocación y mi trabajo (mencionar cuales son), ayúdame a entender que fui creada para imitar tú gloria, excelencia y creatividad, y que a través de mi trabajo pueda contribuir a la creación y al bien común. Ayúdame, Dios todo poderoso a ver mi trabajo y a desempeñarlo como un acto de adoración a ti, a pesar de mis circunstancias (enuméralas), ayúdame a respetar, honrar a mis jefes, superiores y a permanecer en oración por ellos. Pongo delante de tu trono las personas de mi trabajo que me cuesta amar (menciónalas), oro para que me ayudes a verlas como tú las ves y a amarlas. Ayúdame a no contaminarme y a brillar, a trabajar de todo corazón para ti y no para el hombre. Que yo pueda predicar el Evangelio a través de mi desempeño en este lugar donde por tu divina providencia me has puesto, agradezco, bendigo y alabo a Dios por mi trabajo (menciónalo) En el nombre poderoso de tu amado hijo Jesús, amén.


Saludos&Bendiciones

Con amor,

Marifer



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