CAMINANDO SOBRE LAS AGUAS

El Evangelio de Mateo, capitulo 14, versos 24 al 32 nos cuenta una interesante historia de Jesús con sus discípulos, los invito a que la leamos:

24 Y ya la barca estaba en medio del mar, azotada por las olas; porque el viento era contrario. 25 Mas a la cuarta vigilia de la noche, Jesús vino a ellos andando sobre el mar. 26 Y los discípulos, viéndole andar sobre el mar, se turbaron, diciendo: ¡Un fantasma! Y dieron voces de miedo. 27 pero en seguida Jesús les habló, diciendo: ¡Tened ánimo; yo soy, no temáis!

28 Entonces le respondió Pedro, y dijo: Señor, si eres tú, manda que yo vaya a ti sobre las aguas. 29 Y él dijo: Ven. Y descendiendo Pedro de la barca, andaba sobre las aguas para ir a Jesús. 30 pero al ver el fuerte viento, tuvo miedo; y comenzando a hundirse, dio voces, diciendo: ¡Señor, sálvame! 31 Al momento Jesús, extendiendo la mano, asió de él, y le dijo: ¡Hombre de poca fe! ¿Por qué dudaste? 32 Y cuando ellos subieron en la barca, se calmó el viento.

Versión Reina Valera 1960

En el verso 28, Pedro dice: “Mándame ir a ti sobre las aguas” en la Biblia de estudio, Matthew Henry, el mismo autor comenta que la osadía de Pedro fue un ejemplo de amor al Maestro el desear llegarse rápidamente a Él, lo cual manifiesta que su deseo principal era estar con Jesús. Como creyentes que amamos profundamente a Cristo podemos atravesar una situación similar a la que enfrentaban los discípulos, una fuerte tormenta que nos haga sentir que el Señor no está con nosotros, que nos invada de temor y nos hunda para que no podamos ir a nuestro salvador.

Tal vez hoy estas enfrentando una fuerte tormenta, es posible que hayas perdido un ser querido, insatisfacción laboral, vicisitudes en tu trabajo o en tu familia, tú o tus seres queridos estén experimentando condiciones desfavorables de salud o tal vez te encuentres a travesando una crisis económica o un periodo de pruebas y grandes aflicciones. Esta situación te hace sentir abatido, cansado, abrumado y desesperado, anhelando profundamente que esto termine, piensas que has esperado una eternidad y no puedes más, si te sientes así, te entiendo y te invito a quedarte porque esto es para ti.  

Lo primero que debes saber es que el miedo nos hunde y trata de ahogarnos, como lo muestra la cita bíblica, todos los discípulos estaban muy asustados, primero porque se encontraban en medio del mar, azotados por las olas porque el viento era contrario y segundo porque creyeron que Jesús era un fantasma y gritaban de pánico al ver la sombra. Pedro por su parte quiso ir al Maestro caminado sobre las aguas como muestra de amor y necesidad, pero no pudo llegar porque el miedo lo hundió. Así sucede en nuestras vidas queridos amigos y hermanos, el miedo nos hunde y muchas veces quiere ahogarnos, fatigarnos, destruirnos, pero como lo dice mi pastor la fe es el antídoto del miedo. Muchos estamos allí en el mar en medio de la tormenta, vemos a Jesús, pero el miedo no nos deja ir a él y nos hunde, nos ahoga, nos fatiga, nos sumerge en una lucha tormentosa, lo bueno es que Él escucha nuestros llamados de auxilio y nos socorre, además extiende su mano para socorrer a todos los creyentes y, así impedir que se hundan. Lo que significa que no solo estamos enfrentando una situación difícil, lo que nos esta ahogando es que dejamos de creer y de confiar en el Señor. Las pruebas traen desanimo al creyente, no quisiéramos estar de noche en medio de un mar enfurecido, viendo la sombra de un posible fantasma y a punto de ahogarnos, pero hoy te quiero animar a que recobres tu fe y tu confianza en el Señor, recuerda que su Palabra dice que no se dormirá el que te guarda, salmo 121:3.

Una de las cosas que debemos hacer cuando nos encontremos en esta situación, es agradecer, pero te estarás preguntando: ¿agradecer por lo malo que nos acontece?, la respuesta es sí y quisiera ilustrar con algunos ejemplos: se trata de agradecer por esa enfermedad que el Señor la ha enviado para nuestro bien, como crecer en humildad y para santificación. Agradecer también por esa espera en la cual el Señor a cuidado de ti, te ha guardado del pecado y de malas decisiones, te ha sostenido, transformado y se ha glorificado en tu vida. De hecho, aprendí en mi congregación que un verdadero creyente agradece a Dios por todo.

También debemos profundizar en el conocimiento de Cristo, a través de las sagradas escrituras, el verso 27 dice Jesús: Yo soy no temáis, en el comentario de este verso Matthew Henry señala que el conocimiento de la verdad, especialmente el conocimiento de Cristo abre las puertas del consuelo y la paz interior.

Y por supuesto debemos ir a Jesús y la manera es orando, así lograremos caminar sobre las aguas en medio de una oscura tormenta, abrazarlo, abordar nuevamente la barca y permitirle que la conduzca. No dejes de confiar amado lector, vuelve a creer en tu redentor y continua tu camino, Él tiene el poder para calmar la tormenta, con Jesús podrás disfrutar nuevamente de la paz que sobrepasa todo entendimiento, su incalculable amor y el gozo del reino de los cielos.

Versos de respaldo:


Salmo 46: 1-2

1Dios es nuestro amparo y fortaleza,

Nuestro pronto auxilio en las tribulaciones.

2 Por tanto, no temeremos, aunque la tierra sea removida,

Y se traspasen los montes al corazón del mar;

 

Isaías 43: 2

2Cuando pases por las aguas, yo estaré contigo; y si por los ríos, no te anegarán. Cuando pases por el fuego, no te quemarás, ni la llama arderá en ti.

 

Isaías 26:3

3 Tú guardarás en completa paz a aquel cuyo pensamiento en ti persevera; porque en ti ha confiado.


Filipenses 4:7

7Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús.

 

Salmo 121:3

3No dará tu pie al resbaladero,

Ni se dormirá el que te guarda.

 

Salmo 31:24

24Esforzaos todos vosotros los que esperáis en Jehová

Y tome aliento vuestro corazón.

 

Adoración de referencia:

Mi esperanza, Marcos Vidal

 

Edición y corrección: José Cardona González @ sonsontrovador


Saludos&Bendiciones

Con amor,

Marifer

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